sábado, 21 de agosto de 2010

Coccidiosis: coccidiostatos o vacunas?

Tomado de Engormix.com

AUTOR: Mauricio E. De Franceschi, Médico Veterinario, UBA. Dr. en Ciencias Aplicadas. Univ. Nacional de Luján. Profesor Titular de Producción Animal III y Dtor. de la Carrera de Especialización en Producción Avícola. Univ. Nacional de Luján. Argentina

Parasitosis aviares.

Los parásitos de las aves comerciales pueden ser clasificados en:

  • Parásitos internos o endoparásitos

- Protozoos: Coccidios, Histomonas

- Helmintos: Platelmintos: Cestodes y Trematodes

Nematelmintos: Ascaris, Heterakis y Capilarias.

  • Parásitos externos o ectoparásitos

- Insectos: Moscas, Mosquitos, Cascarudos, Piojos, Pulgas

- Arácnidos: Garrapatas, Acaros

Entre los protozoos, sin duda los de mayor importancia productiva, en aves comerciales, son los Coccidios.

Coccidios

Grupo de protozoarios del subphylum Apicomplexa pertenecientes al género Eimeria y cuyas principales características son:

  • Poseen especificidad de especie y de tejido.
  • Complejo ciclo de vida con formas de desarrollo con una fase asexual y una fase sexual.
  • Algunas de sus formas de desarrollo poseen un complejo apical que les permite su penetración en la célula del intestino del hospedador (figuras 1y 2).
  • La forma infectante es el oocisto u ooquiste.
  • Contagio por coprofagía (figura 3).

Las especies de eimerias que afectan a las aves comerciales son seis intestinales: E. acervulina; E. mitis; E. maxima; E. necatrix; E. praecox; E. brunetti; y una especie cecal: E. tenella.

La coccidiosis puede ser clínica, con diversos grados de intensidad, de 1 a 4 según la escala de lesiones de Johnson y Reid, con importantes consecuencias productivas: menor crecimiento, incremento del ICA y deficiencias de pigmentación.


Figuras 1: Esquema del complejo apical en el proceso de endocitosis.


Figura 2:
Merozoíto mostrando los organoides celulares. Se destacan aquellos que integran el complejo apical (rhoptrias, micronemas y conoides).

Por su parte la Coccidiosis subclínica, producida por E. acervulina; E. maxima y muy probablemente también E. mitis, ha adquirido particular importancia en las últimas décadas, en función de la relativa resistencia, frecuente a las drogas anticoccidiales con consecuencias productivas no siempre demostrables, por la gran cantidad de variables que intervienen en la crianza de las aves y que no permiten distinguir fehacientemente el eventual origen de disminución en los parámetros productivos de un lote.


Figura 3 Figura 4

Figura 3: Los oocistos inmaduros son excretados junto con las heces y en presencia de humedad y temperatura adecuadas maduran en la cama del galpón transformándose en ooquistes maduros con 4 esporocistos que contiene en su interior 2 esporozoítos cada uno.

Por su parte el ciclo de vida puede ser esquematizado de acuerdo a lo que se muestra en la figuras 4 y 5.


Figura 5

Las aves ingieren, junto con el alimento, un número indeterminado de ooquistes maduros. La temperatura del organismo y la acción de los jugos digestivos favorecen la disolución de la membrana celular de los parásitos. Se produce así la liberación de los esporozoítos contenidos en su interior. Esta misma temperatura, y el medio húmedo del intestino, pueden iniciar el ciclo de aquellos oocistos que fueron ingeridos incompletamente maduros.

Liberados los esporozoítos se produce la invasión de la mucosa intestinal con su consiguiente penetración en las células epiteliales. Comienza su crecimiento y adopta una forma ameboide, redondeada u ovalada que recibe el nombre de trofozoíto.

El trofozoíto tiene su correspondiente protoplasma y núcleo. Este último se divide y rodea de protoplasma dando lugar a la formación de un nuevo cuerpo denominado esquizonte. Su crecimiento se detiene y los elementos resultantes de la división constituyen los merozoítos, con la formación de los cuales concluye la primera fase del ciclo de vida de los coccidios que es asexuada y recibe el nombre de esquizogonia cuyo significado es generación por división.

Los merozoítos se liberan de la envoltura esquizóntica, destruyen la célula epitelial del huésped, e invaden la luz intestinal para introducirse en nuevas células sanas y repetir el ciclo de crecimiento trofozoítico y luego esquizogónico. Las generaciones asexuadas o esquizogonias pueden ser varias y, en todos los casos, la liberación de merozoítos está estrechamente ligada a las lesiones y a la disfunción intestinal (figura 6)..

Para que el ciclo se complete es necesaria la evolución sexuada. Los merozoítos de una de las generaciones esquizogónicas, al invadir nuevas células epiteliales, inician una fase de crecimiento distinta a la de trofozoíto Esta es la fase gametogónica de la cual se originan gametocitos machos (microgametos) y hembras (macrogametos). Los primeros también llamados espermatozoides fecundan a los macrogametos u óvulos dando origen a un cigoto que crece y se transforma en un blastómero aislado, envuelto en una doble membrana, que constituye el oocisto. Esta segunda etapa del ciclo evolutivo constituye la fase sexuada o esporogonia. El oocisto se elimina hacia la luz del intestino, sale del organismo con las deyecciones y termina su evolución fuera de éste donde se producen condiciones favorables para su maduración o esporulación. La capacidad de penetración de los esporozoítos y merozoítos a la célula intestinal está dada por el, ya descripto complejo, apical.


Lesiones:

Las diversas especies producen lesiones más o menos características las que, sin embargo, salvo E. acervulina hacen necesario un diagnóstico más preciso para su identificación.

Por su parte la coccidiosis subclínica cursa en forma asintomática y sin lesiones.

Figura 6: Esquizontes de Eimeria, liberando merozoítos.

Curso de la enfermedad:

La duración de un brote es generalmente de alrededor de 8 días. Entre 4to y 5 to día, el 80 % de las aves se encuentran afectadas.

Considerando que el período crítico de un brote ocurre entre la tercera y quinta semanas y que existe un tiempo de recuperación de 10 a 15 días, el período de compensación de 2 a 3 semanas no es suficiente para que el animal llegue totalmente recuperado a la edad de faena, cuando ésta se sitúa entre los 45 a 50 días.

Diagnóstico: Un diagnóstico correcto contempla la observación de las lesiones y la identificación de especies (tabla 1).

Tabla 1: Criterio para la identificación de especies

En Argentina se llevaron a cabo algunos relevamientos con el objeto de establecer la frecuencia de las diversas especies. El último, realizado por González, H. y col. muestra los siguientes resultados (gráficos 1 y 2).

Gráfico 1: Estudio de la presencia de coccidiosis en granjas de Buenos Aires y Entre Ríos (período 2003/04).

Gráfico 2: Frecuencia de presentación de las diversas especies de eimerias en Buenos Aires y Entre Ríos (período 2003/04)

El diagnóstico adquiere mayor precisión mediante algunas técnicas sencillas de laboratorio que contemplan la observación directa de los ooquistes y las formas de desarrollo del parásito, ya sea en cama, en materia fecal o en el intestino del animal.

Examen coproparasitológico: realiza el recuento de ooquistes por gramo de materia fecal (OPG) se utiliza para ello la Cámara de Mc Master o el hemocitómetro o camara de Neubauer.

Análisis de cama. Realiza el recuento de ooquistes por gramo. También aquí pueden utilizarse ambas cámaras.

Diagnóstico de la coccidiosis subclínica.

En función de la carencia de síntomas y lesiones solo puede ser detectada mediante la observación directa in situ de los ooquistes y las formas de desarrollo (F de D), para ello se utiliza el Método de Raspajes Seriados de la Mucosa Intestinal (MRSMI) desarrollado por Mattiello y col. (figura 7).

x: raspajes en duodeno; 0: raspajes en yeyunoíleon;

+raspajes en ciegos.

Entre porta y cubre

40 a 100 X

Se realizan 4 raspajes en duodeno y 4 en yeyunoíleon para determinar positividad o negatividad diagnóstica con un nivel de confianza del 98 % según Mattiello y col.

Se monitorean 5-6 animales cada 10.000, correspondientes a un solo galpón, de una misma granja. Este muestreo confiere una confianza del 97,5 % cuando la prevalencia de la enfermedad se encuentra en el 50 % del lote.

El MRSMI es el elegido para el diagnóstico de la coccidiosis subclínica ya que posee una gran eficiencia por su sensibilidad y especificidad, en función de que permite detectar formas de desarrollo y oocistos y ratificar o descartar lesiones intestinales.

En un estudio epidemiológico realizado por De Franceschi y Barrios en donde se determinó la relación de diagnósticos clínicos y análisis coproparasitológicos, se observó que el 11,40 % de recuentos negativos corresponden a casos subclínicos por el MRSMI. En el gráfico 3 se evidencia dicha relación.


Gráfico 3: El 11,40 % de recuentos negativos corresponden a casos subclínicos por el MRSMI

Control de la coccidiosis aviar:

Es posible afirmar que:

l Los daños de la enfermedad no desaparecen con la terapéutica.

l Sus efectos son más marcados a medida que crecen las aves.

l Por ello es mejor tener un nivel controlado de coccidios al inicio.

l Para el desarrollo de la inmunidad adecuada y para dar lugar al crecimiento compensatorio.

El Tratamiento se realiza a través de sulfas entéricas o productos de síntesis química

La prevención mediante anticoccidianos y vacunas.

Los anticoccidianos, a su vez pueden ser de síntesis química y antibióticos ionóforos

- síntesis química y

- antibióticos ionóforos

Anticoccidianos (Coccidiostáticos-Coccidicidas)

l Existen más de 15 drogas disponibles, pero las más usadas no superan las 7 u 8.

l Los programas anticoccidiales, buscan retrasar la aparición de resistencias. Se consideran dos criterios: 1) Dual o Shuttle Program, se realiza el cambio de producto junto con el alimento (Ej.: Salinomicina-Nicarbazina) y 2) Alternado o Switch Program, se realiza el cambio cada dos o tres crianzas.

l Los ionóforos en general causan falla en el transporte de los iones Na, K, Ca y Mg a través de la membrana celular, tanto en el ciclo asexual como en el sexual, formando un complejo soluble lipídico con los cationes. Las drogas y las formas coccidiales deben estar en el lúmen intestinal; las primeras son selectivamente citotóxicas para los coccidios siempre que el hospedador se encuentre altamente parasitado.

Productos auxiliares. Las restricciones crecientes en el uso de estos productos dieron lugar a algunas alternativas. Entre ellas pueden citarse: desinfectantes de cama; probióticos; prebióticos; Betaína y extractos vegetales; los que en general, mejoran la integridad intestinal, limitan el crecimiento de clostridios y estimulan la inmunidad

Las citadas restricciones responden a: restricciones en salud pública y el medio ambiente; falta de desarrollo de nuevas moléculas; presión de consumidores para incrementar la seguridad de los alimentos y eficacia reducida de las drogas disponibles, en especial por el desarrollo de resistencias.

Vacunas:

Es necesario antes de abordar el estudio de las vacunas considerar brevemente los mecanismos en la inmunidad anticocidial:

l Sistema inmunocompetente asociado al intestino: tonsilas cecales, bolsa de Fabricio y placas de Peyer.

l Linfocitos CD4 se ubican en el epitelio y actúan en la primoinfección.

l Linfocitos CD8 son responsables de la respuesta a la reinfección, están presentes en la lámina propia.

l Las células T citotóxicas atacan a los coccidios destruyéndolos.

l Los linfocitos Natural Killer NK: ocupan los espacios intraepiteliales, atacan sin intervención del Complejo mayor de Histocompatibilidad (MHC.)

l También intervienen Citoquinas (linfoquinas, monoquinas e interferón gama).

La respuesta inmune del huésped es similar a otros antígenos. Los protozoos estimulan ambos tipos de respuesta inmune: humoral y celular. Mientras que los anticuerpos responden a la presencia extracelular de parásitos en sangre y fluidos corporales, los parásitos intracelulares desencadenan una respuesta mediada por células.

Cuando la inmunidad celular se ha establecido es difícil medir el nivel de protección alcanzado ya que no hay inmunoglobulinas detectables en el suero para cuantificar el nivel de protección. La única forma de saber si las aves están protegidas es mediante la exposición con cepas patógenas de eimerias.

Algunas de las razones para la adopción de vacunas

  • Carne libre de residuos
  • Restauración de la sensibilidad a la drogas.

Formas de Administración

Las vacunas de coccidios se pueden aplicar por diferentes vías:

l Agua de bebida

l Ocular

l Aspersión en el alimento

l Aspersión con gabinete

l El método más utilizado hoy es el spray en gota gruesa, seguido por el método de agua de bebida.

l Algunos laboratorios han recomendado con sus vacunas la utilización de un gel para ofrecer a los pollitos BB el primer día de vida, ya que con su utilización los oocistos no decantan en los recipientes y la administración de la vacuna es más homogénea.

l El método de aspersión en el alimento fue recomendado en un primer momento, pero actualmente se aconseja el uso en spray con la máquina (spray cabinet).

l Ninguna compañía preconiza la utilización de la vacuna en agua de bebida ofrecida con bebederos niples.

Las vacunas pueden producirse a partir de cepas silvestres o bien vacunas modificadas atenuadas.

Vacunas cepas silvestres. Para su producción se basan en la siguiente metodología:

l Eimerias tomadas de campo.

l Test de sensibilidad a las drogas de uso habitual como coccidiostatos.

l Se replican las cepas en animales vivos, de forma tal de reproducir eimerias en gran cantidad.

l Se esporulan.

l Se envasan para ser aplicadas en cantidades controladas de acuerdo a la eimeria que se trate.

l En algunos casos se recomienda la aplicación de un coccidiostato (normalmente amprolium en reproductoras y ponedoras) para bajar la intensidad de la replicación de estas eimerias y controlar las lesiones que ellas producen.

l Es muy importante un eficiente método de aplicación. para el buen funcionamiento de estos productos.

Vacunas modificadas atenuadas. Las vacunas atenuadas se basan en la reducción del ciclo de vida a expensas de reducir ciclos de esquizogonias o que éstos sean más cortos o rápidos. Contemplan la obtención de líneas precoces

Método de obtención de líneas precoces.

l El método de obtención de líneas precoces fue inicialmente descrito por el Dr. Tom Jeffers, y consiste en la recolección, en forma repetida, de los primeros oocistos excretados luego de la infección. Estos oocistos fueron llamados "precoces" ya que, en comparación con sus progenitores, sus ciclos de vida son más cortos y los completan en menor tiempo.

l Este ciclo de vida más corto se basa en el desarrollo de menor número de esquizontes y de esta manera menor número de parásitos dentro del intestino de las aves.

l Esto convierte a estas líneas en una herramienta para la fabricación de vacunas vivas ya que conservan su capacidad inmunogénica igual a las de sus progenitores y no producen infecciones severas.

Se han desarrollado también vacunas a subunidades, basadas en la inyección de proteínas administradas a las reproductoras, dando lugar a la generación de anticuerpos con inmunidad cruzada contra las diferentes eimerias.

Algunos conceptos finales:

El conocimiento de las composiciones de cada producto es muy importante ya que hay situaciones donde se quiere reemplazar una vacuna con otra, y antes de llevar a cabo el cambio se debe analizar la composición y el espectro de protección que puede conferir ese biológico. También se puede tomar la decisión de incorporar un producto puntual de acuerdo a un desafío determinado en una zona o región. Por ello es importante saber qué eimeria se está inoculando en el galpón.

Los requerimientos para el desarrollo de inmunidad implican, por un lado la presencia de ooquistes vivos y por otro la obtención de un crecimiento de los parásitos, al menos en sus estados tempranos.

Las aves toman de la cama las eimerias de la vacuna y se vuelven a completar los ciclos en el epitelio intestinal del hospedador, eliminando oocistos. Esto se repite hasta el establecimiento completo de la inmunidad.

Los esporozoítos de primera generación son los de mayor poder inmunógeno por ello es importante tener en cuenta que la fase asexual es la responsable de la respuesta inmunitaria.

Las eimerias poseen un alto poder inmunógeno que aumenta con cada ciclo.

La profilaxis medicamentosa o las vacunas, en definitiva, se basan en la producción de inmunidad.

El principio por el cual se vacuna el primer día de vida con cepas atenuadas o no, es que se permite que a los 14 días se confiera la protección a los animales. De esta manera, entre los 21-28 días, se produce la resistencia ante un desafío.

El desarrollo de vacunas aún no ha concluido (son 7 especies con estricta especificidad de tejido), ya que se confiere inmunidad solo contra la eimeria presente en la vacuna.

Ante la disyuntiva implícita en el título de este trabajo acerca de si usar vacunas o anticoccidianos es importante tener en cuenta que la elección de ambas metodologías es igualmente válida dependiendo de las circunstancias de cada granja, zona, estación del año, anticoccidial o vacuna usada. Las vacunas son de utilización más frecuente en los meses de verano. Se aconseja, entonces, la rotación de vacunas y anticoccidiales en especial, teniendo en cuenta que algunos trabajos parecen indicar que las cepas vacunales pueden reemplazar a las de campo resistentes a anticoccidiales, en especial los ionóforos, permitiendo que éstas sean sensibles a dichos productos.

Finalmente se puede afirmar que a pesar de los esfuerzos continuos en el control de la coccidiosis, la producción avícola ha debido acostumbrarse a que ésta sea una enfermedad siempre presente, ya que su epidemiología la hace asociarse indisolublemente con las condiciones de confinamiento y hacinamiento en que se crían las aves. La prevención mediante las técnicas descriptas solo dará resultado si se tienen en cuenta las elementales normas de manejo, medio ambiente y bioseguridad, que serán las que, en definitiva, reducirán el más o menos intenso desafío al que se hallan expuestos los animales.

Referencias bibliográficas.

  • Boero, Juan José. Parasitosis animals. 1967. Editorial Universitaria de Buenos Aires.
  • Conway, DP.; McKenzie ME. Poultry coccidiosis Diagnostic and Testing Procedures. Second Edition. Pfizer Inc. 1991.
  • Chapman, H. D. 2005. Perspectivas del control de la coccidiosis. The IXth International Coccidiosis Conference. Foss do Iguassu. Brasil.
  • De Franceschi, M.; Barrios, H. 2005. Determination of the sensivity of the serial scraping method of intestinal mucosa in the diagnosis of subclinical coccidiosis. The IXth International Coccidiosis Conference. Foss do Iguassu. Brasil.
  • De Franceschi M. & Mattielo, R. (1995). Diagnóstico de la coccidiosis subclínica por el método de los raspajes seriados. XIV Congreso Latinoamericano de Avicultura. Sgo. de Chile. Memorias presentación oral de Sanidad Avícola 10 - 14.
  • Fowler, NG. Anticoccidial compendium. Janssen Pharmaceutica. 1995.
  • González, H.; De Franceschi, M.; Barrios, H. 2005. Identificación de especies de coccidios en pollos parrilleros de Buenos Aires y Entre Ríos. Revista de Medicina Veterinaria 86, 4: 154-160.
  • Long, Peter L. The Biology of the coccidia. 1982. University Park Press. Baltimore.
  • Long P. & Reid W. (1982). A guide for the diagnosis of coccidiosis in chickens. Rev. Report 404 (Report 355, revised) Athens, GA. College of Agriculture Experimental Station, Univ. of Georgia (USA).
  • Mattiello, R., Doti, F. Boviez, J. Muruzeta, A., Ruiz J. 1990. Método de diagnóstico de la coccidiosis subclínica por raspajes seriados de mucosa intestinal. Proc. of VIII European Poultry Conference. Barcelona, España.: 595-598.

No hay comentarios:

Publicar un comentario