sábado, 9 de julio de 2011

El único buen huevo de una reproductora es un huevo fertilizado

Tomado de elsitioavicola.com

El objetivo principal del manejo de una reproductora pesada es producir huevos, pero el único buen huevo de una reproductora es un huevo fertilizado, de acuerdo con el Dr. Chris McDaniel, Profesor de Ciencias Avícolas en la Universidad del Estado de Mississippi.

El único buen huevo de una reproductora es un huevo fertilizado

La fertilidad, o el porcentaje de huevos puestos que se fertilizan, es muy importante en la producción avícola. Si el huevo no es fertilizado, entonces, por supuesto, no contiene un embrión y no eclosionará. En pocas palabras, la incubabilidad no puede ser mejor que la fertilidad, según el profesor McDaniel.

La incubabilidad está ocho puntos porcentuales por debajo de la fertilidad ya que muchos embriones de pollito por lo general se pierden durante la incubación. Por ejemplo, incluso si se fertilizan 93% de los huevos puestos, después, bajo condiciones de incubación normales, únicamente 85% de los huevos eclosionarán. Este ejemplo ilustra que la fertilidad debe ser muy buena para lograr una incubabilidad por arriba del promedio y se pague el bono por eclosión.

Las reproductoras se deben mantener bajo condiciones ideales para lograr la vida máxima de la fertilidad de la parvada. El sistema reproductivo de los pollos es muy sensible al entorno de las aves y, cuando están en malas condiciones, su sistema reproductor mengua.

Por ejemplo, el entorno puede causar que los testículos del gallo aumenten o disminuyan en tamaño varios cientos de veces. Pero, antes de que podamos entender qué factores del manejo influyen en la fertilidad, primero debemos examinar el fascinante proceso de la fertilización en las aves.

Fertilización

La fertilización en cualquier animal depende de la producción de óvulos de la hembra y esperma del macho. Un problema en la producción ya sea de espermas o de óvulos, puede reducir la fertilidad. El sistema reproductor del gallo es más simple que el de los humanos y el de otros mamíferos. El gallo no tiene próstata ni otras glándulas reproductivas accesorias. Al igual que todos los demás animales, el esperma de los pollos lleva el material genético del gallo y se produce en los testículos.

El gallo tiene dos muy grandes testículos dentro de la cavidad abdominal a cada lado de la espina dorsal. Una vez que los espermas salen de los testículos, entran en el epidídimo, donde pueden nadar. Después, los espermas entran al conducto deferente, donde se almacenan hasta que el gallo se aparea con la gallina.

La formación de esperma dura unos 15 días. El semen del gallo contiene alrededor de cinco mil millones de espermatozoides por centímetro cúbico, unas 40 veces más que el del humano. Una vez que el gallo está maduro, y si se le mantiene adecuadamente, fabrica unos 35,000 espermatozoides cada segundo de su vida.

Pero igual que los machos de muchas especies animales, el potencial de fertilización de los gallos varía, incluso dentro de la misma parvada. Por ejemplo, algunos gallos son extremadamente fértiles y crean el número máximo de espermas de calidad; mientras que otros son subfértiles y no producen suficiente esperma bueno. Esta variación en la calidad de los gallos se debe al manejo, el medio ambiente, la nutrición y la genética.

La gallina

La gallina no produce tantos huevos como el gallo produce esperma, pero durante sus 40 semanas de producción, la gallina reproductora pesada pone unos 180. La formación del huevo requiere cerca de 25 horas. Ya que la formación del huevo requiere más de 24 horas, incluso las mejores gallinas no pueden poner un huevo cada día sin parar en sus vidas productivas. Como en el caso de los gallos, algunas gallinas son más productivas que otras, y el manejo tiene un impacto importante en la variabilidad entre las gallinas.

El sistema reproductor se puede dividir en dos partes principales: el ovario y el oviducto. El ovario produce la yema del huevo. El oviducto agrega la clara, las membranas del cascarón y el cascarón a la yema para completar la formación del huevo.

La gallina sólo tiene un ovario, que se encuentra en el lado izquierdo de su abdomen. El ovario tiene varios miles de óvulos (yemas de huevo) en diferentes etapas de desarrollo y que tienen la apariencia de un racimo de uvas.

La yema del huevo

Las yemas muy inmaduras contienen únicamente material genético de la gallina, y a medida que las yemas crecen a un tamaño de 1 mm de diámetro, se hacen blancas. Si se maneja adecuadamente a la gallina, muchas de estas yemas de huevo en evolución maduran en unos 90 días para ser grandes yemas amarillas de 35 mm.

A medida que se desarrolla la yema, obtiene agua, azúcares, grasas, proteínas, vitaminas y minerales de la sangre de la gallina. Todos son necesarios para que se desarrolle el embrión. La yema del huevo está rodeada por la membrana perivitelina. Esto mantiene a todos estos nutrientes en un paquete en forma de pelota.

Una región particularmente visible de la membrana perivitelina es el disco germinal, una pequeña mancha blanca de la mitad del tamaño de la goma de un lápiz que está en la superficie de la yema de huevo amarilla. La fertilización tiene lugar aquí, y se inicia el desarrollo embrionario.

Cuando la yema del huevo está madura, deja el ovario y en unos 20 minutos la captura el infundíbulo, la primera parte del oviducto. Aquí tiene lugar la fertilización. Después del apareamiento, el esperma entre al oviducto de la gallina y se almacena en las glándulas de almacenamiento de esperma. Solo los espermatozoides pueden entrar nadando a estos sitios de almacenamiento de esperma. Estas glándulas pueden almacenar más de medio millón de espermas. Los espermatozoides pueden permanecer con vida en estas glándulas y fertilizar los huevos hasta unas tres semanas.

La gallina presenta su más alta fertilidad durante tan solo tres o cuatro días después de un apareamiento. Por esta razón, la relación macho a hembra en una parvada debe ser suficiente para asegurar el apareamiento de cada gallina cada tres días aproximadamente. Los espermas no cruzarán la cascara del huevo. Por el contrario, viajarán corriente arriba por el oviducto hasta el infundíbulo para unirse a la yema del huevo.

Los espermas se unen a la membrana perivitelina y hacen un orificio al entrar al huevo. Cientos de espermas pueden entrar a la yema. De hecho, cuantos más espermas entren en la yema, más probabilidad hay de fertilizar el huevo. Unos 30 espermas deben entrar en el huevo cerca del disco germinal para asegurar una posibilidad del 95 por ciento de fertilización.

Si bien es cierto que solo un espermatozoide es necesario para fertilizar a un huevo, la probabilidad de que un huevo sea fertilizado por un solo esperma que lo alcance y lo penetre es muy baja.

Después de unos 15 minutos, la yema deja el infundíbulo – fertilizada o no – y recibe la clara de huevo, las membranas del cascarón y el cascarón en las próximas horas mientras recorre las secciones del mágnum, el istmus y el útero del oviducto.

Cuando la gallina pone un huevo fertilizado, el embrión del pollito ya se ha desarrollado durante unas 25 horas en cerca de 20,000 células embrionarias y es un organismo vivo y que respira.

Si el huevo fertilizado se maneja adecuadamente antes y durante la incubación, dará como resultado un pollito sano.

Junio 2011

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