lunes, 24 de octubre de 2011

Durante el calor la eficiencia de la avicultura baja hasta un 18%


 

pollos
Para proteger la industria avícola y la producción de cerdo y de ganado de leche y carne, que están dentro del subsector pecuario, el más dinámico del sector agropecuario, el productor debe proveerse de una póliza de seguros y tomar medidas preventivas.
El dinamismo de la industria avícola va tan lejos que produce más de 15 millones de unidades de pollos y más de 150 millones de unidades de huevos de mesa mensuales y genera unos 100 mil empleos directos e indirectos.
Sólo la producción de pollos involucra la suma de unos RD$2,580 millones mensuales, que anual son más de RD$30,900 millones, según estadísticas de técnicos que manejan el tema avícola.
Al entrevistar al doctor Enriquillo Rivas, consultor avícola, sobre lo que se podría hacer para proteger la producción pecuaria, sus instalaciones y trabajadores, ante la temporada ciclónica, dijo que “lo primero que debe tener en mente un productor organizado y financieramente capaz, es proveerse de una adecuada póliza de seguros contra ciclón e inundaciones no más tarde del 31 de mayo cada año”.
Una vez dentro de la temporada ciclónica (del 1 de junio al 30 noviembre) debe tomar en cuenta que históricamente los meses más propensos a que el país sea abatido por un huracán corresponden a agosto y septiembre, los peores fenómenos casi todos se han producido en esos meses desde 1930 a la fecha. En el país el litoral costero este-sur-oeste es por lo general trayectoria ciclónica, esto referente a fuertes vientos. El resto del país es pasible de consecuencias indirectas como inundaciones, tornados, humedad excesiva. El productor agropecuario que sabe lo que esto significa debe pensar en medidas preventivas contingentes, tales como: abrir o dar mantenimiento a drenajes, revisar sus estructuras de techos y paredes, preocuparse por las condiciones de hábitat suya y de sus empleados. Las vías de acceso deben estar bien referenciadas y prever rutas alternas en caso de inundaciones o árboles derribados.
Durante este periodo de peligro se deben revisar las condiciones mecánicas de plantas eléctricas, combustibles, grasas, linternas auxiliares, bombas y repuestos, bombillas, pilas de focos suficientes, algún material de plomería para reparaciones de urgencias, picos y palas y una buena caja de herramientas. Sistemas de comunicaciones alternos.
Si en las granjas existen tanques de agua, estos deben ser llenados pues con el sobrepeso resisten mejor el paso de vientos huracanados, igual los silos de alimentos, si este es guardado en sacos mejor los encaraman en paletas de madera, tanques de metal o cualquier invento que evite se humedezca ese costoso producto. Si usa gas propano para calentadoras, tener algo de inventario sobrante. Lo mismo con alimento o forrajes si el anuncio de huracán se hace presente. Usualmente las tormentas y ciclones pueden anticiparse dos o tres días o más. Quienes dispongan de computadoras o familiares, amigos cercanos que las tengan, pueden enterarse de los avisos metereológicos las 24 horas en los siguientes portales digitales: www.onamet.gov.do; www.Intellicast.com. Storm/Hurricane/AtlanticAnalysis.aspx. En esa sección de INTELLICAST se encuentran múltiples y utilísimas informaciones metereológicas. El peor enemigo del productor agropecuario en estas circunstancias es la imprevisión, desconocimiento e inacción. En cuanto al calor, cuando la temperatura sube del factor 150, esto es, que la suma de la temperatura (en Farenheit) y la humedad relativa excedan esa cifra, ejemplo: 70% de humedad con 87 grados F = a: 157. A partir de la ecuación #150 los animales metabolizan sus alimentos mucho más lentamente, beben demasiada agua y pueden dar curso o tránsito rápido al alimento que ingieren, este se pierde y el animal no progresa.
El jadeo por calor deshidrata a la mayoría de los animales. Por ejemplo, el pollo no suda pero transpira con el pico abierto y se deshidrata, los meses de calor suponen a la avicultura dominicana que su eficiencia merma hasta un 18% por ende el costo por libra de carne se incrementa, aunque las unidades fuesen las mismas de otros meses la oferta en quintales es muy inferior y la demanda no es satisfecha, los precios tienden a subir. Si los pollos en temporada fresca (noviembre- abril) se mercadean vivos en granjas con 4.5 libras cada uno, el calor julio-septiembre puede hacerlos promediar 3.70 y 3.90 libras, aparte de que la mortalidad en granjas agrega un 5-7 por ciento.
La cifra
2,580 millones de pesos. Es la suma que involucra cada mes la producción de pollos de engorde en la República Dominicana, que al año son más de RD$30,900 millones.

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